NACIMIENTO DEL SINDICALISMO VENEZOLANO SOCIALISTAS Y COMUNISTAS
En Venezuela el sindicalismo nace de la mano de la industria petrolera, ya que antes no había en el país ningún desarrollo industrial ni manufacturero de importancia.
Estamos hablando de la década de los años treinta del siglo pasado, y tiene como su hito histórico la huelga petrolera del año 1938.
Podemos decir que la importancia del movimiento sindical se da a partir de año 1958 con la caída de la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez, y la llegada al poder de Acción Democrática.
Esta etapa del sindicalismo se extiende hasta la llegada al poder de Hugo Chávez en 1998, en donde comienza una nueva etapa.
Podemos hablar de tres etapas del movimiento sindical, la primera hasta la caída de Marcos Pérez Jimenez, la segunda a partir del gobierno de Rómulo Betancourt, y la tercera a partir del gobierno de Hugo Chávez.
Los inicios del movimiento sindical Esta etapa están marcados por una lucha por el control del poder entre los comunistas del PCV (Partido Comunista de Venezuela) y los socialdemócratas de Acción Democrática (AD).
La tendencia comunista de orientación marxista-leninista estaba liderada por Juan Bautista Fuenmayor, Rodolfo Quintero, Miguel Enrique Otero Silva y los hermanos Machado, que siguen las directrices del “Comité Central del PCUS” (Internacional Comunista); y la tendencia socialdemócrata liderada por Rómulo Betancourt, Valmore Rodriguez, Raúl Leoni y Alejandro Oropeza Castillo. La segunda, aunque coquetea con las ideas socialistas se aleja de los dictados de la Comité Central del PCUS.
LA HEGEMONÍA DEL SINDICALISMO ADECO
El movimiento sindical en esta primera etapa enfatizó la defensa y consolidación del régimen democrático, nacido en 1958 y consolidado en el llamado “Pacto de Punto Fijo” (1961), acuerdo político cupular de las dos grandes fuerzas políticas actuantes en ese entonces el partido Acción Democrática (posteriormente miembro de la Internacional Socialista) y el partido socialcristiano COPEI (posteriormente miembro de la Internacional demócrata cristiana) también participó de este pacto la organización de los empresarios FEDECAMARAS.
La dirección sindical se apartaba entonces de la confrontación y el antagonismo de clases propio del sindicalismo comunista.
“De allí radica la característica fundamental del sindicalismo venezolano, ser un sindicalismo de negociación y no de confrontación. El Movimiento Sindical adopta posiciones muy distantes del reclamo radical y de confrontación. La mayoría sindical actuante en la principal central sindical del país, CTV, jamás se planteó la posibilidad de limitar significativamente los derechos de propiedad prevaleciente inequitativa y la distribución del ingreso”.
El sindicalismo en este período consiguió logros importantes para los trabajadores venezolanos, como lo es, la creación e institucionalización de la formación profesional de los trabajadores, mediante la creación del Instituto Nacional de Cooperación Educativa (INCE), la Ley de Representación Laboral en las Empresas del Estado, la reforma de la Ley del Seguro Social, la Ley contra despidos injustificados, la extensión de la Contratación Colectiva en sector público, entre otros.
En el terreno político, durante el período considerado, el movimiento sindical organizado logra articular fundamentalmente un tipo de relaciones amigables con el Estado, y con el sector empresarial, lo que le permitió participar en el proceso de toma de decisiones y en la fijación de políticas en calidad de agente privilegiado (especialmente en lo que respecta a los líderes de más alto nivel del movimiento).
LA DIVISÓN DEL MOVIMIENTO SINDICAL
En el 3er. Congreso de la CTV en el año 1963 los sindicatos afines al PCV abandonan la central sindical para dar origen a otra central denominada Confederación Única de Trabajadores de Venezuela (CUTV), siguiendo los lineamientos dados por el PCUS en plano internacional.
A partir de ese momento, y hasta nuestros días lo común ha sido la división y fragmentación del movimiento sindical venezolano.
No ha existido a diferencia de otras realidades latinoamericanas una central única con poder propio y que aglutine a todo el sector sindical, es posible que la causa sea el gran poder del estado petrolero, que ha politizado y “partidizado” en demasía el sector sindical.
EL PODER POLÍTICO Y ECONÓMICO DE LA CTV
La CTV por su afinidad política principalmente con el partido AD, y también con COPEY, goza de un importante poder en las instancias gubernamentales.
En este período el sindicalismo de la CTV llega a ser propietario de uno de los bancos más importantes del país, el Banco de los Trabajadores de Venezuela (BTV). El Movimiento Sindical llega entonces a tener en esa época un poder económico y político considerable.
Sin embargo, ese cuadro de poder, producto de la estabilidad económica y política, y un funcionamiento aceptable de las instituciones de los primeros gobiernos de la democracia comenzó a cambiar sustancial y críticamente desde comienzos del año 1983, reflejando el deterioro de la institucionalidad política, económica y social.
Entre los factores económicos estacan los que se asocian al desempleo y la inflación, así como otros más específicos del ámbito a las propias organizaciones sindicales y a su forma de actuación, como por ejemplo la creciente corrupción, el comportamiento de las élites sindicales apartadas de las masas, el negar la participación política, en fin, una burocracia sindical. Con todo este panorama es muy fácil, explicar porque en los años 80, el movimiento sindical se vio atrapado en una situación de crisis progresiva.
En este período es intervenido por el gobierno el BTV y se declara su quiebra, es el fin del efímero poderío económico del sindicalismo Cetevista.
Durante las gestiones de los ex presidentes Luis Herrera Campins (1983-1988) y Jaime Lusinchi (1988-1993), la economía venezolana inició y consolidó un estado de cosas caracterizado por la combinación del estancamiento de la producción y la aceleración de la inflación, conjuntamente con la caída abrupta de los precios del petróleo en el mercado internacional, que llevó, en ese entonces, al progresivo agotamiento del modelo de desarrollo.
La erosión de las bases sindicales provino principalmente de la disminución de los puestos de trabajo, la creciente inflación, e informalización del empleo, esos factores se combinaron para disminuir aceleradamente la tasa de sindicalización. Por su parte, la pérdida de eficacia de la forma de actuación de los sindicatos ha estado determinada por la incapacidad demostrada para encarar creativamente problemas alejados al tratamiento sindical tradicional o economicista, en especial a los problemas que emanan de la inflación y de las dificultades presupuestarias del gobierno.
Acostumbrados, las organizaciones sindicales a lograr extender con relativa facilidad el conjunto de las reivindicaciones contractuales, en el marco de una larga etapa de estabilidad de precios y de gasto creciente del estado, los sindicatos se encontraron a partir de 1983, frente al hecho desagradable que su gestión estaba perdiendo rápidamente relevancia o utilidad.
Todo este cuadro negativo para el sindicalismo tradicional que venía agravándose año a año, en la década de los 80, se profundiza a partir de la aplicación en Venezuela, por parte del ex presidente Carlos Andrés Pérez (1989), del gran viraje de la economía siguiendo los dictados de los organismos multilaterales de crédito (FMI, BM), un proyecto de ajuste estructural de la economía que fue acusado por la oposición, sobre todo la de izquierda como es costumbre de “neoliberal” (1).
La naturaleza limitativa para el desarrollo del movimiento sindical se manifestaba en el estilo de organización sindical, basado en la dispersión o atomización de sus unidades constituyentes y en una marcada centralización y burocratización del proceso de toma de decisiones.
Al igual que los partidos políticos, el movimiento sindical participaba en el proceso de concentración de las élites en las tomas de decisiones, ostentando un exagerado poder al interior de las organizaciones. Estos rasgos son causa y efecto de una carencia de una práctica democrática. El poder de la toma de decisiones al concentrarse en muy pocas manos escapa al control social y facilita el acuerdo subterráneo de los dirigentes de la élite.
Es en este punto donde comienza a aparecer un monstruo que como un moderno Kronos devora sus propios hijos y cultores: la corrupción.
La fuerte desaceleración del crecimiento del empleo productivo durante la década de los 90, el aumento rápido de la desocupación abierta y el crecimiento exponencial del sector informal son hechos que contribuyen aún más a minar la base de sustentación del Movimiento Sindical Venezolano.
Debemos recordar que los sindicatos en Venezuela fueron creados por los partidos políticos, a diferencia de otros movimientos sindicales en el continente, los sindicatos fueron instrumentos de los partidos que los orientaban y le fijaban su “línea” de acción. Siempre prevalecía la “orientación” del partido en el accionar de los sindicatos y era una práctica corriente de que el “buró” partidario (órgano del partido de raíz leninista) marcaba la política sindical a seguir. Desde el partido se tomaban las decisiones más trascendentales para la vida sindical.
Esta práctica no era solo de un partido, sino de todos los partidos, que tenían a sus cuadros sindicales subordinados a la voluntad y a los designios de las autoridades políticas. Como era de imaginar, estas prácticas debilitaban estructuralmente al movimiento sindical, el poder real era un poder “delegado” por parte del partido hacia la estructura sindical, no existía un “poder en sí, sino para sí”.
Los dirigentes sindicales antes de dirigentes clasistas eran cuadros políticos disciplinarios y permeables a las orientaciones que el partido determinara.
También las decisiones trascendentales que tomaba el movimiento sindical eran previamente acordadas en el nivel político partidista (2).
EL SINDICALISMO EN ÉPOCA DE CHÁVEZ
A partir del triunfo electoral de Hugo Chávez (1998) los sindicatos en Venezuela, viven una etapa de desconcierto y confusión, principalmente la mayor organización sindical del país, la CTV, que no atinó a darse una política coherente ante la nueva y compleja realidad del país.
En ese momento los sindicatos quedan a la deriva, principalmente la central más numerosa, la CTV, que al desaparecer prácticamente del escenario político los dos principales partidos denominados “puntofijistas”, AD y COPEI, quedan a la deriva sin la “guía” que le proporcionaban estas tradicionales fuerzas políticas.
El fenómeno Chávez golpea al movimiento sindical en la tradicional brújula política y deja sin piso al accionar tradicional de los sindicatos.
El movimiento sindical venezolano acostumbrado a negociar con la clase política (amiga) ahora se encuentra que la nueva clase política en el poder tiene una concepción militarista que no dialoga sino impone.
Así nace el desconcierto de la clase dirigente sindical, acostumbrada a dialogar y sin ninguna práctica de confrontación y con el agravante de que carece de una referencia política ya que los partidos que los orientaban, se redujeron a su mínima expresión.
En diciembre del año 2002 estalla un paro (cívico-nacional) alentado por la organización empresarial FEDECAMARAS, la CTV y los partidos de oposición al presidente Chávez. Este fue un paro eminentemente político ya que su principal objetivo era el alejamiento de Chávez del poder, no tenía ningún contenido gremial la protesta, además se estaba dando una alianza de difícil compresión entre organizaciones sindicales de trabajadores y la representación corporativa de los empresarios.
La CTV asumió un indebido rol político en este proceso y para colmo sus aliados no eran los más recomendables.
Consecuencia de esta posición el presidente de la CTV, Carlos Ortega, en un juicio sumario y plagado de todos los vicios, fue condenado a 16 años de cárcel.
Antes de que el presidente Chávez asumiese el poder en la entrevista concedida al Prof. Agustín Blanco Muñoz (1998), publicada como libro por la UCV “Habla el Comandante” afirmaba: “Si no logramos la gobernabilidad, si no logramos transformar la estructura y el cuadro de fuerzas en el Congreso y en el poder judicial y los factores reales, la CTV por ejemplo, que hay que demolerla, no habremos hecho nada. Pero ahora, ¿cómo demolerla, como desmontarla? Con Constituyente Popular, con fuerzas que lleguen de verdad allí, para desmontar todo esto”.
Ya en pleno ejercicio del poder, el presidente Chávez en una recordada cadena nacional de radio y televisión expreso lo siguiente:
“Se requiere el brazo, el partido y los sindicatos, pero no cada uno por su lado, no autónomos. Con los sindicatos pasa lo mismo que con los partidos, que quieren autonomía y tomar decisiones; eso no puede ser así, no vinimos a hacer bochinche sino una revolución” (Chávez, 2007)
LA POLITIZACIÓN DEL MOVIMIENTO SINDICAL VENEZOLANO
Una de las características del movimiento sindical venezolano, era su extrema atomización. Según la publicación del Consejo Nacional Electoral (CNE) a finales del año 2001 se registraron un total de 2.974 organizaciones sindicales de las cuales 2.871 cumplieron los requisitos para llevar a cabo procesos electorales. Al mes de diciembre del 2008 según informes de Ministerio del Poder Popular para el Trabajo y la Seguridad Social (MINPPTRASS) existen alrededor 6.124 organizaciones sindicales registradas, este dato nos revela que durante el periodo 2002 y diciembre 2008 se registraron 3.150 nuevas organizaciones sindicales, esta cifra nos da la idea de que existió una política alentada desde el gobierno en extremar la polarización de las organizaciones existentes.
La tasa de sindicalización que en año 1978 alcanzaba el 45% de la población sindicalizable ha disminuido en forma abrupta. Para tener una apreciación cuantitativa, tenemos que a diciembre del 2008 la tasa de sindicalización en Venezuela no sobrepasa al 11% de la población sindicalizable y, en referencia al sector privado, la tasa de sindicalización está por debajo de este promedio, analizando estas cifras, tenemos una combinación perversa, mayor cantidad de organizaciones sindicales actuantes y menor cantidad de afiliados a estas organizaciones. Ante esta realidad podemos afirmar que el movimiento sindical venezolano se encuentra en la etapa más crítica de su historia. La dispersión y fragmentación de las organizaciones sindicales se da a todo nivel, en las organizaciones de primer grado (sindicatos), segundo grado (federaciones) y tercer grado (confederaciones).
A nivel de confederaciones contabilizamos varias organizaciones: CTV, CODESA, CGT, CUTV, UNT, ASI, CST, CBST, FADESS, CCURA.
EL CONTROL POR PARTE DEL ESTADO DEL SINDICALISMO
La intervención en la vida del Movimiento Sindical ha sido una constante en la legislación laboral venezolana. En 1936, la ley contenía disposiciones muy rigurosas para evitar que los sindicatos participasen en política o se inspirasen en doctrinas marxistas. En el reglamento de la ley de 1974 se reguló el derecho de huelga, tratando de evitar que los trabajadores pudiesen ejercerlo. Durante la vigencia de los artículos reglamentarios no hubo huelga legal en el país.
Otro antecedente de carácter intervencionista es la Ley Orgánica del Trabajo de 1990 que impone la obligación de rendir cuenta anual ante la asamblea. Si el dirigente no lo hace, no puede ser reelecto y se prevén sanciones.
A pesar de la dependencia del Movimiento Sindical hacia los partidos, sobre todo cuando el partido estaba en el gobierno, siempre mostró grados de independencia. El paro contra la política económica de Carlos Andrés Pérez (1989) y diversas huelgas en la administración pública son muestra de ello. Pero la subordinación a los partidos políticos quedó de manifiesto en varias oportunidades.
La aprobación del famoso “paquete económico”, por parte de los diputados de la bancada sindical (1989) mostró la alta subordinación a la línea del partido, pues el movimiento obrero organizado se había opuesto públicamente a dichas leyes.
La Ley Orgánica del Trabajo, las Trabajadoras y los Trabajadores (LOTTT) aprobada en 2012 le vino a dar mucho más control al estado de la vida de los sindicatos, regulando su conformación y vigencia a través de mecanismos controlados por el MINTRA y el CNE, esto contrario a lo establecido en los convenios de la OIT.
También se ha implementado una nueva estrategia de criminalización de la protesta, por la cual cualquier sindicalista que proteste en contra del gobierno se le siguen procesos judiciales, que de alguna manera los limita en su accionar.
Lo que llama poderosamente la atención es la poca capacidad de convocatoria y lucha que tienen tanto los sindicatos oficialistas, como los de oposición, lo que facilita el control por parte del estado.
LOS CONSEJOS SOCIALISTAS DE TRABAJADORES
El Proyecto de creación del Consejo Socialista de Trabajadores y Trabajadoras, es un instrumento que en la actualidad se encuentra con media aprobación en la Asamblea Legislativa y según su declaración de motivos esos Consejos son fundamentales para la creación del denominado Poder Popular.
“Los Consejos Socialistas de Trabajadores y Trabajadoras son concebidos específicamente para la participación protagónica de los trabajadores y trabajadoras en el ejercicio real y efectivo del control sobre los procesos productivos y administrativos y para ejercer la dirección de los procesos sociopolíticos en los centros de trabajo y áreas de actividad laboral en general, incidiendo de manera protagónica también en la dinámica social, política, económica y cultural del proceso revolucionario venezolano, con el fin de crear las bases materiales y espirituales para la construcción, consolidación y desarrollo de las relaciones socialistas de producción”.
Sin embargo, las denuncias de voceros del sindicalismo opositor entre los cuales se encuentra Froilan Barrios, indican que estos consejos de trabajadores, están pensados como instrumentos del gobierno para terminar de acabar con el sindicalismo disidente del país.
(*) Este artículo especie de resumen con algunos aportes personales de “Los Sindicatos en Venezuela, de la Negociación a la Confrontación” escrito por Rolando Díaz.
(1) En Venezuela realmente como tal no ha habido medidas económicas liberales, ni menos gobiernos de corte neoliberales, lo que se han dado son acciones coyunturales cuando los gobiernos rentistas y estatistas se han encontrado con la baja de ingresos, producto por lo general de la caída en los precios petroleros y en el excesivo e irresponsable gasto gubernamental. Para más información recomiendo leer el artículo de Juan Carlos Varela en el periódico El Universal de Venezuela titulado “Las Mentiras del Capitalismo Salvaje”
(2) Todas las características del movimiento sindical de la llamada Cuarta República, se han potenciado durante la Quinta República, teniendo hoy el sindicalismo una peor valoración y capacidad de lucha que en el pasado, en pocas palabras lo que ya estaba mal se puso peor.